sábado, 3 de octubre de 2009

Naderia 02




Hace unos días escribí estas notas que ahora reproduzco en este espacio.


He venido de Somport (Huesca) frontera con Francia y uno de los inicios del Camino de Santiago.
Hacía frío eran las 8 y media de la mañana y la niebla mandaba sobre el sol, allí empezaba el reto de mis amigos.
¿Por qué esa caminata? Su respuesta fue: me relaja y me da fuerzas para el resto del año.
Bajo con el coche hacia Canfranc, voy solo, he apagado la radio y pienso sin ruidos que me interfieran.
La vida es bella, ¿por qué, nos empeñamos en complicarla?
Recojo el equipaje del Hotel, visito la estación Internacional, un bello sueño de nuestros antepasados, que nosotros no hemos sabido continuar, aunque algunos políticos todavía vivan de su reivindicación. No se que generación lograra ver esa vía de comunicación.
Entro en la Iglesia y recuerdo al que fue mi mejor amigo, Mario, la primera vez que estuve fue con el. Rezo, cuanto tiempo hace que no rezo en una Iglesia, no recuerdo las oraciones, pero si que me viene a la cabeza que rezar es hablar con Dios.
Hay paz y tranquilidad, me siento feliz, allí con mis recuerdos, escuchando el silencio.
Me digo aquí esta la ausencia del “fragor” no hay ruidos que perturben mi paz, espiritual y corporal.
Salgo y en mi rostro siento el calor del sol junto con un toque de aire fresco, siento la naturaleza de las cosas.
Camino y entro en un bar, pido un pincho de tortilla y un acuarios, veo a la gente, por sus rostros se ven que tienen problemas. Sus conversaciones son sociales, con aparente alegría, las camareras los atienden con la mirada sonriente, sabiendo que realizan su trabajo lo mejor que saben.
Nada de lo que allí sucede es natural, todo esta condicionado con el hacer de cada día, el parroquiano que entra el camarero que sabe lo que va a pedir, la música, el sonido del televisor el runrún de las conversaciones, todo huele a rutina a monotonía.
Pienso en mis amigos y digo bajaran cansados, pero respirando el aire fresco del nuevo día.
Salgo a la carretera y allí donde se cruza con el Camino, allí están ellos con sus mochilas caminando, para y quedamos a comer en Jaca a las tres (3 pm) de la tarde.
Sus rostros reflejan cansancio feliz, han eliminado el fragor cotidiano y están con ellos mismos en el mundo natural.
Me voy a Jaca y paseo, me siento miro los destrozos inmobiliarios y me digo esto si que es fragor.
¿Qué perseguimos con esas construcciones? ¿Hacia donde vamos? No hay vida en esas calles rectas con altos bloques, que han enriquecido a unos y a otros ha hecho esclavos de sus hipotecas y mantenimiento, para disfrutar de algún fin de semana, en la naturaleza urbana.
Esa falta de comunicación que siento al caminar por el denominado ensanche se compensa cuando llego a la catedral y sus calles allí el silencio y el bullicio de la gente en comunión con su pasado me dicen algo en mi alma.
Camino y escucho no hay ruido distorsionante, todo camina al ritmo que yo quiero, es decir no existe fragor en mi entorno soy yo y mi realidad en un entorno.
Miro el reloj y mi cuerpo se molesta, cambio mi forma de caminar, han aparecido ruidos que hacen que piense que llego tarde a la cita, voy al coche, veo a los guardias multando, o recaudando este nuevo impuesto, que tan bien les viene a los Ayuntamientos, en fin he entrado en el fragor de lo cotidiano ya no pienso interiormente, ahora todo se vuelve convencional, me han vuelto a socializar. No me han puesto multa, arranco el coche y voy a la cita, otro coche se cruza, el que llevo delante va pisando huevos, la calle en obras voy a llegar tarde, suena el móvil....
Estoy en el fragor de lo cotidiano una vez más.
Bueno ahora son las 18 horas 30 minutos de un día maravilloso en el que he puesto a escribir de esto, que quizás sólo algunos elegidos lo lean y lo entiendan, para el resto de los “fragocitados” simplemente una perdida de tiempo.
Otro rato hablare del tiempo.
Tal y como lo sentí lo escribi y lo pongo aquí ahora.
Las fotos son: Distorsión de la Estación Internacional de Canfranc y Comienzo del Camino de Santiago en Somport

No hay comentarios:

Publicar un comentario